Envejecimiento sano vs. demencia: señales de alerta
Es ampliamente reconocida la dificultad de un diagnóstico precoz de los procesos demenciales en la tercera edad, en la que influye no uno, sino varios factores de diversa índole. Sin embargo, son varias las señales, que como familiares y/o profesionales que trabajamos con ellos pueden ponernos en alerta sobre la aparición de un proceso demencial.
La primera de ellas y quizás la más conocida por todos, tiene que ver con la memoria. El deterioro de la memoria se asocia, como otras muchas deficiencias cognitivas y/o físicas al avance de la edad, sin embargo, según en qué tipo de memoria y en qué medida se esté produciendo dicho deterioro podremos asociarlo a algo más que no sólo el paso del tiempo en nuestros mayores.
Para ello debemos de estar atentos a los “nuevos” olvidos. Los “nuevos” olvidos pueden definirse como aquellos olvidos que no solían cometerse con anterioridad. Normalmente están relacionados con el no recordar dónde se ha dejado un objeto que acabamos de tener o de dejar en algún sitio, el nombre de alguna persona o lugar conocidos, el lugar donde acabamos de estar, conversaciones que se acaban de tener…etc.
Otras de las señales de alerta en cierta manera relacionada con la anterior tiene que ver con la aparición de una anomia discreta. La anomia consiste en la dificultad para recordar palabras conocidas y dada su similitud con el fenómeno de “tener en la punta de la lengua” conocido por todos, suele pasar en muchas ocasiones desapercibido por los familiares o no darle la importancia adecuada.
Entrando más en el terreno de la conducta, podemos observar cambios en ella que igualmente pueden ponernos en alerta. Quizás el primero de ellos que se produce y que por su levedad pasa más inadvertido tiene que ver con el cambio de hábitos. En muchas ocasiones la persona deja de realizar actividades que normalmente llevaba a cabo de una forma asidua, reduciendo a menudo incluso sus relaciones sociales, dejando ver lo que aún será una ligera tendencia al aislamiento social.
Otra de las señales importantes, ésta quizás mucho más clara y evidente, está relacionada con la aparición de ideas delirantes. Dichas ideas están casi siempre relacionadas con el robo o temor de robo de dinero, alguna propiedad, objetos personales, y debe ponernos sobre alerta de la aparición de algún proceso patológico no asociado a la edad.
Por último, es importante tener en cuenta cambios en el estado de ánimo de nuestros mayores. Aunque la presencia de sintomatología depresiva puede deberse a muchos factores, la depresión en la tercera edad, está íntimamente ligada a procesos demenciales y puede estar mostrándonos la antesala de dichos procesos.
Para finalizar, un pequeño apunte para reflexionar, sobre el por qué de la dificultad de un diagnóstico precoz de procesos demenciales en la tercera edad, cuya respuesta, y motivo de la reflexión, es la negación, una doble negación. La primera, por parte del propio mayor, que niega la aparición de dichos síntomas mencionados a lo largo de este artículo, ignorándolos incluso ocultándolos a sus familiares; y la otra negación, por parte de los propios familiares, los cuales en algunos momentos, se niegan a ver una realidad en muchos casos más que evidente, conocedores de sobra de que será una realidad difícil de aceptar.